León Tolstoy
- Anna Karenina
Al amparo de la niebla se deslizaron las aguas, crujieron y se quebraron los hielos, aumentaron la rapidez de su curso los arroyos turbios y cubiertos de espuma. A la caída de la tarde, la niebla que ocultaba la colina roja pareció desgarrarse como un velo; las grandes nubes se deshicieron en nubecillas en forma de vellones blancos y la primavera apareció al fin, brillante y deslumbradora.
León Tolstoy
- Anna Karenina
El día de pascua nevó mucho, pero al siguiente sopló de improviso un viento cálido, amontonándose las nubes, y por espacio de tres días con sus noches no dejó de caer una lluvia tibia. El viento se calmó el jueves y entonces se extendió sobre la tierra una espesa bruma de color gris, como para ocultar los misterios que se producían en la naturaleza.
León Tolstoy
- Anna Karenina
La primavera se aproximaba al fin, bella, cariñosa y sin falsas promesas; era una de esas raras primaveras de que se regocijan las plantas y los animales tanto como los hombres. Aquella estación magnífica comunicó a Levin nuevo ardimiento, vigorizando su resolución de olvidar el pasado para organizar su vida solitaria en condiciones de independencia.
León Tolstoy
- Anna Karenina
La primavera fue bastante tardía; en las primeras semanas de la cuaresma el tiempo se mantuvo sereno, aunque frío, y por más que el sol produjera durante el día cierto deshielo, el termómetro marcaba siete grados por la noche, siendo tan dura la capa formada sobre la nieve que no había ya caminos trazados.
León Tolstoy
- Anna Karenina
Las vacas, cuyo pelaje no crecía ya con regularidad, mugían de placer al salir de sus establos. Alrededor de las ovejas, con su espeso vellón, los corderillos saltaban torpemente. Los niños corrían descalzos por los húmedos senderos, donde dejaban impresas sus huellas. Las campesinas conversaban alegremente a orillas del estanque, ocupándose en blanquear su ropa; y por todas partes resonaban el hacha de los campesinos y el crujido de las carretas. La primavera imperaba en todo su esplendor.
León Tolstoy
- Anna Karenina
Invisibles alondras entonaron su alegre cántico sobre el terciopelo de la campiña desembarazada de nieve; los frailecillos parecieron llorar sus pantanos sumergidos por las aguas torrenciales; y las cigüeñas y las ocas remontaron su vuelo por las altas regiones, lanzando ese grito particular, precursor de la primavera.
León Tolstoy
- Anna Karenina
En el silencio diáfano de la campiña dormida se oían los más tenues sonidos. Una abeja pasó, volando, al lado mismo de una de sus orejas. Levin miró con atención y vio otras muchas. Todas salían desde el seto del colmenar, volaban por encima del cáñamo y desaparecían en dirección del carrizal.
Anthony Minghella
- The Talented Mr. Ripley
Lo especial de Dickie es que te mira y es como si el sol brillara solo para ti y es maravilloso. Pero luego se olvida de ti y es muy, muy frío. Cuando tienes su atención te sientes como si fueras la única persona en el mundo. Por eso es que le cae bien a todo el mundo.
Milan Kundera
- La insoportable levedad del ser
¿Cuál es su arma? Únicamente su fidelidad. Se la ofreció desde el comienzo, desde el primer día, como si supiera que no tenía otra cosa que darle. El amor que hay entre ellos es de una arquitectura extrañamente asimétrica: descansa sobre la seguridad absoluta de su fidelidad como un palacio mastodóntico sobre una sola columna.
Milan Kundera
- La insoportable levedad del ser
Pero la frágil construcción de su amor se derrumbaría por completo. Porque esa construcción tiene por única columna su fidelidad y los amores son como los imperios: cuando desaparece la idea sobre la cual han sido construidos, perecen ellos también.
Milan Kundera
- La insoportable levedad del ser
Siempre le había reprochado secretamente que no la amaba bastante. Su propio amor estaba para ella fuera de toda sospecha, mientras que consideraba el amor de él como simple amabilidad.
Milan Kundera
- La insoportable levedad del ser
La belleza de Nueva York tiene una base completamente distinta. Es una belleza no intencional. Surgió sin una intención humana, algo así como una gruta con estalactitas. Aunque en sí mismas son feas, se encuentran casualmente, sin planificación, en unas combinaciones tan increíbles que relucen con milagrosa poesía.
Milan Kundera
- La insoportable levedad del ser
La belleza europea ha tenido siempre un cariz intencional. Había un propósito estético y un plan a largo plazo según el cual la gente edificaba durante decenios una catedral gótica o una ciudad renacentista.
Milan Kundera
- La insoportable levedad del ser
Lo único que ha quedado del antiguo estilo gótico adentro de la catedral son las altas paredes desnudas, las columnas, la bóveda y las ventanas. En las paredes no hay ni un solo cuadro, ni una sola escultura. La iglesia está vacía como un gimnasio.
Stard Lord
- Guardianes de la Galaxia
Necesito su ayuda. Miro alrededor ¿y saben qué veo? Perdedores. Es decir, gente que ha perdido cosas. Todos perdimos algo. Es así. Todos nosotros. Nuestras casas, nuestras familias... vidas normales. Y, en general, la vida quita más de lo que da. Pero no hoy. Hoy nos dio algo. Nos dio una oportunidad de que algo nos importe por una vez. De no escapar.
Tony Stark
- Iron Man
Hay cosas que nunca le pregunté a mi padre. Hay preguntas que me hubiera gustado hacerle: cómo se sentía por lo que hacía su empresa, si estaba conflictuado, si tenía dudas. Vi a jóvenes estadounidenses ser asesinados por las armas que creaba para defenderlos y protegerlos. Me di cuenta que era parte de un sistema que no rinde cuentas.
Isolina Carrillo
- Dos Gardenias
A tu lado vivirán y se hablarán, como cuando estamos juntos. Y hasta creerás que te dicen que te quieren. Pero si un atardecer las gardenias de mi amor se mueren, es porque han adivinado que tu amor me ha traicionado porque existe otro querer.
Antonio machín
- Dos gardenias
Dos gardenias para ti. Con ellas quiero decir: te quiero, te adoro, mi vida. Ponles toda tu atención, pues serán tu corazón y el mío. Dos gardenias para ti, que tengan todo el calor de un beso. De esos besos que te di y que jamás encontrarás en el calor de otro querer.
Anónimo
- Confesión
Padezco por la desgarradora conciencia de tu ausencia. Sufro la inmensa pena de tu extravío. Siento el dolor profundo de tu partida. Lloro sin que sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras, lágrimas negras como mi vida.
Anónimo
Sufro la inmensa pena de tu extravío. Siento el dolor profundo de tu partida. Y lloro sin que sepas que el llanto mío tiene lágrimas negras, lágrimas negras como mi vida.