¿Qué es justo, y qué no? ¿Quién es el que decide que debe ser correcto y qué debe de ser repudiado? No es más que la naturaleza humana, esa que tanto nos hemos dedicado a ignorar durante años y años; es cuestión de tiempo que las fronteras de lo correcto se desplacen hacia adelante, igual que la tecnología lo ha hecho.