Prefiero equivocarme creyendo en un Dios que no existe, que equivocarme no creyendo en un Dios que existe. Porque si después no hay nada, evidentemente nunca lo sabré, cuando me hunda en la nada eterna; pero si hay algo, si hay Alguien, tendré que dar cuenta de mi actitud de rechazo.
¿Pero no deberías creer entonces en la religión que tenga el peor castigo por no creer? ¿O es que a Dios le da igual que religión sigas mientras sigas alguna?