Tengo una marca que me llena de oscuridad, que me trajo a un lugar donde la muerte desembarca. Las imágenes de mi pasado rondan por mi cabeza, ya no importan mis pecados ni mis proezas. Dicen que mi destino ya estaba escrito; solo, desolado, con miedo y maldito. No creen que pueda llegar al final, pero cada paso que viva para mí es una señal. Cada segundo que pasa es un reto, en este reino cada esquina es un secreto. Nadie apagará la llama que me aviva. No olvidaré quién soy ni dónde voy.