Jamás exoneres a nadie de tus límites por más importante que esa persona sea para ti. Créeme, nadie vale tanto la pena como para dejar que te hagan cosas que no te gustan o que incluso te falten el respeto. Ella era todo para mí, tanto que dejé hacerla conmigo todo lo que ella quisiera, por falta de coraje jamás le puse un alto, el día de hoy no estoy casado con ella, pero si estoy en una clínica psicológica aliviando los traumas que adquirí.