Tan solo de las cosas, no reíros de nadie, tan sólo de la gracia. Ya lo sabe por fin la aristocracia. Ni reíros vosotros los del pueblo, que cada casa tiene su marica, su santo, su ramera o su ministro... el limpio limpio limpio tire piedra. Todo mal quedará al fin disipado el mundo no estará apolillado, cuando por fin algún gallina-madre ponga un huevo cuadrado.