Dicen que nos crió una loba, que nos hermanaron los íncubos, que nos unificó Genet; dicen que nuestro descanso fue en Maldoror, que fuimos al desbautizadero aquel fin de semana. Dicen que nuestra música es decadente, que nuestras líricas son (serán siempre) hueras grandilocuencias a olvidar pronto, retóricas de un ser incompleto. Dicen que nuestros próceres son de barro, que nos hiede la boca a resabio, que nuestra ropa es extraña y que intranquiliza, y que es sobre todo hortera.