Todo lo tuvo el hombre que en su día se autoproclamó el rey de los piratas, Gol D. Roger Mas sus últimas palabras no fueron muy afortunadas: "¿Mi tesoro?, lo dejé todo allí, buscado si queréis, ¡ojalá se le atragante al rufián que lo encuentre!" Y todos los lobos de los siete mares zarparon rumbo a Grand Line y así comenzó la gran batida.