La exposición fauvista de 1905 le impresionó tanto que se adscribió a este estilo, usando preferentemente los colores rosa y violeta. Realizó en 1906 con Othon Friesz un viaje a Amberes y, durante el verano de 1907, a La Ciotat y a L'Estaque. En otoño de ese mismo año, la exposición retrospectiva de Paul Cézanne y la amistad que trabó con Pablo Picasso, que acababa de pintar sus Señoritas de Aviñón, le hicieron cambiar de estilo.