Hans C. Andersen
- El traje nuevo del emperador
Los estafadores hicieron como que le ayudaban a ponerse la inexistente prenda y el emperador salió con ella en un desfile, sin admitir que era demasiado inepto o estúpido como para poder verla. Toda la gente del pueblo alabó enfáticamente el traje, temerosos que sus vecinos se dieran cuenta de que no podían verlo, hasta que un niño dijo: "¡Pero si va desnudo!"