Nelida Néstor, magna gloria de los aqueos, reconocerás al Atrida Agamenón, a quien sobre todos Zeus envió interminables trabajos mientras aliento me quede en el pecho y movimiento tengan mis rodillas. Así ando vagando, porque el plácido sueño en mis ojos no reposa, pues me inquietan la guerra y cuitas de los aqueos. Siento por los dánaos un miedo atroz, y no tengo el ánimo firme, sino lleno de angustia; y mi corazón fuera del pecho va a saltar y me tiemblan los robustos miembros.