Marco Aurelio
Soy un compuesto de alma y cuerpo. Por tanto, para el cuerpo todo es indiferente, pues no es capaz de distinguir; pero al espíritu le son indiferentes cuantas actividades no le son propias, y, en cambio, cuantas actividades le son propias, todas ellas están bajo su dominio. Y, a pesar de esto, sólo la actividad presente le preocupa, pues sus actividades futuras y pasadas le son también, desde este momento, indiferentes.