Una de las obras más afamadas de Stevenson es, sin duda, el extraño caso del doctor Jekyll y míster Hyde. Al contrario de otras obras del autor, el ambiente no es abierto y bañado por el sol o presidido por altas estrellas. Aquí estamos en un Londres de calles nocturnas, envueltas en la niebla, donde sólo se advierten leves sombras furtivas. El cielo está casi siempre cubierto por nubes espesas, y los pocos faroles sólo contribuyen a acentuar el aspecto fantasmal de la gran ciudad.