Yo amo a quienes se prodigan y dilapidan su alma, y nunca buscan agradecimiento ni retribución, pues esos son los que lo dan todo y no quieren conservarse a sí mismos. Yo amo a quienes se avergüenzan cuando los dados salen a su favor, y se preguntan: ¿seré un tramposo?; porque esos son los que quieren su ocaso. Yo amo a quienes lanzan palabras de oro delante de sus acciones, y dan siempre más de lo prometido, porque también quieren su ocaso.