Un taxista encuentra un nuevo cliente en el arcén de la carretera. El cliente le da una dirección, desconocida para el taxista, pero el cliente se compromete a guiarlo hasta su destino. Atraviesan pequeños pueblos, pasan por caminos olvidados y poco a poco el taxista comienza a inquietarse. Tras un buen rato se gira hacia atrás y pregunta al cliente dónde se encuentran. El cliente ha desaparecido y, del susto, ¡dio un frenazo! Parando justo al borde del precipicio.