Querría no estar, ciertamente, pero está, y querría ver, no también sentir, de los perros suyos los fieros hechos. Por todos lados le rodean, y hundidos en su cuerpo los hocicos despedazan a su dueño bajo la imagen de un falso ciervo, doscientos cincuenta y no, sino terminada por las muchas heridas su vida, la ira se cuenta saciada, ceñida de aljaba, de Diana.
Querría no estar, ciertamente, pero está, y querría ver, no también sentir, de los perros suyos los fieros hechos. Por todos lados le rodean, y hundidos en su cuerpo los hocicos despedazan a su dueño bajo la imagen de un falso ciervo, doscientos cincuenta y no, sino terminada por las muchas heridas su vida, la ira se cuenta saciada, ceñida de aljaba de Diana.