Nylige kommentarer

Himarsha Gokhale
There are literally other sites for that. This is not that kind of site.

the person who typed this
The problem with short quotes is that they are not an accurate representation of your …

xkouki
"qwerty" is, ironically, rather difficult to type in Dvorak...

Dr. Elisabeth Kubler-Ross
Jeg får feil ved "k" i ", ​​kjent tap" selv om jeg skriver rett!

Bebe Kuhlet
I don't think it matters if you are homeless or not. I think the reality …

Mer

raychu's sitater

Alle sitater

Pedro Muñoz Seca - Las Siete y Media
Y un juego vil que no hay que jugarlo a ciegas, pues juegas cien veces, mil, y de las mil, ves febril que o te pasas o no llegas. Y el no llegar da dolor, pues indica que mal tasas y eres del otro deudor. Mas, ¡Ay de ti si te pasas! ¡Si te pasas es peor!

Frank Herbert - Dune - El Miedo
No conocerás el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado giraré mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo estaré yo.

R.J. Logar - A Través del Velo: La Santa Compaña
Por la ventana de la habitación entran los cálidos rayos del sol, un sol que sale sobre buenos y sobre malos, que estuvo ahí millones de años antes de que llegásemos a esta vida, a veces caótica y frenética, pero otras, llena de luz y de alegría. Un sol que perdurará y que sobrevivirá a santos y a tiranos, a imperios que caerán y otros que vendrán. Un sol que, a su vez, es tan sólo un suspiro dentro del cosmos infinito.

R.J. Logar - A través del Velo: La Santa Compaña
Cerca de quinientas almas viven en esta pequeña villa amurallada de origen medieval que se eleva orgullosa sobre la cima de una colina, rodeada de verdes pastos y tierras de labranza. A lo largo de los siglos sus vecinos se han distinguido como gente sencilla y trabajadora.

R.J. Logar - A través del Velo: La Santa Compaña
En las noches de luna llena, la lívida luz se refleja en los adoquines del pavimento, que refulgen con un aura fantasmal, alimentando la imaginación de los cuentos de abuelas generación tras generación. Ese brillo mortecino abraza la soledad de sus calles en las noches eternas y se une al tenue ulular del viento evocando un lamento por la grandeza perdida de los tiempos pasados.