El gran patriarca de Yiling había regresado al mundo para ser recibido con gritos y patadas. ¡Y su primera comida iba a consistir en sobras frías! Nadie iba a creerlo cuando se lo contara. ¿Qué había sido de su sangriento reinado? ¿De qué habían servido tantas matanzas y masacres? Ah, pero de un dragón varado en una charca se ríen hasta las gambas; con el tigre que está fuera de su montaña se atreven hasta los perros; un fénix desplumado vale menos que un pollo.