ความคิดเห็นล่าสุด

Himarsha Gokhale
There are literally other sites for that. This is not that kind of site.

the person who typed this
The problem with short quotes is that they are not an accurate representation of your …

xkouki
"qwerty" is, ironically, rather difficult to type in Dvorak...

Dr. Elisabeth Kubler-Ross
Jeg får feil ved "k" i ", ​​kjent tap" selv om jeg skriver rett!

Bebe Kuhlet
I don't think it matters if you are homeless or not. I think the reality …

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zeropizza's คำคม

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Darren Shan - El Aprendiz De Vampiro
En las novelas, los protagonistas pueden cometer tantos errores como quieran. No importa lo que hagan, porque al final todo sale bien. Derrotan a los malos, arreglan las cosas y todo acaba bien. Pero la vida real es horrible. Es cruel. No le importa los protagonistas heróicos y los finales felices y cómo deberían ser las cosas. En la vida real, las cosas malas suceden. La gente muere. Las luchas se pierden y a menudo vence el mal.

Lemony Snicket - Una Serie De Catastróficas Desdichas
Me sería difícil deciros cuál es la moraleja de la historia. En algunas historias es fácil. La moraleja de Ricitos de Oro, por ejemplo, es: "No allanes nunca la casa de otra persona". La moraleja de Blancanieves es: "No comas manzanas". La moraleja de la Primera Guerra Mundial es: "Nunca asesines al archiduque Fernando".

Meg Cabot - El Diario De La Princesa
Lo siguiente demuestra que no soy una princesa. Tengo tan poco de princesa, es decir, nada, que cuando mi padre me confesó que lo soy me eché a llorar. Me veía reflejada en el enorme espejo dorado que había en el otro extremo de la sala; se me había emborronado la cara, como en clase de gimnasia cuando jugamos a esquivar la pelota y no lo consigo. Me miré en el espejo y pensé: ¿Es esta la cara de una princesa?

Neil Gaiman - Coraline
Coraline entró en la cocina, de donde había salido la voz, y vio a una mujer de espaldas. Su aspecto era similar al de la madre de Coraline, pero... Pero su piel era blanca como el papel. Parecía más alta y delgada. Y además, sus dedos resultaban demasiado largos, no paraban de moverse y tenían unas uñas curvas y afiladas de color rojo oscuro. - ¿Coraline? - preguntó la mujer - ¿eres tú? Entonces se dio la vuelta. Sus ojos eran dos grandes botones negros.