Hay cosas que todavía asombran. No lo hacen ya los políticos que prometen todo aquello que el electorado desea oír, como tampoco lo hacen cuando no cumplen nada de lo prometido una vez elegidos, como tampoco lo hacen ya, cuando en el acto de toma de posesión del cargo, juran seriamente por su honor, ante dios, ante la virgen, ante el espíritu santo, ante el rey y ante políticos como él, y que como él, han prometido al electorado lo que no habrán de cumplir.